La provincia quiere que lo que este año se recaude, tenga el mismo poder de compra que tenía lo que se recaudó el año pasado. Como ocurre con los trabajadores, quiere conservar el poder adquisitivo de sus ingresos. Por eso los actualiza con la inflación pasada. Esto es lo que hace, por ejemplo, con el impuesto inmobiliario urbano y rural. “No es así”, dirán algunos, hay personas a las que estos impuestos se los han actualizado hasta un 75%, y la inflación fue del 55%.” Eppur si muove, decimos nosotros. Veamos.
Pero antes de ver, debemos dejar en claro una cosa: “actualizar” no es lo mismo que “aumentar”. Ni en el caso de los salarios, ni en el de los ingresos estatales. Dicho de otra manera, aunque se hable de “aumento” de estos impuestos, en realidad tal aumento no existe, solo se conserva su valor o poder de compra anterior, que no es lo mismo.
Ahora volvamos al tema de la inflación y al hecho de que a algunos, el inmobiliario, se les actualiza con el 75%. Ocurre que cuando decimos que estos impuestos se actualizan conforme a la inflación pasada, estamos considerando el tema desde el punto de vista del Estado. Este recibirá lo mismo, en términos reales, que el año pasado. ¿Y por qué entonces el 75% para algunos?
Esto ocurre por aplicación del principio de equidad tributaria, con el que se puede o no estar de acuerdo. Es obvio que nosotros, (a los radicales nos referimos), estamos de acuerdo. Por lo menos así era hasta el 2015. Vayamos al grano.
El gobierno pudo haber actualizado ambos inmobiliarios, sin hacer discriminación alguna, aplicando a todos una actualización conforme a la inflación pasada (55%). Pero frente a las actuales circunstancias, que no acumulan sino problemas, optó por hacer algo que parece razonable. Hay muchos a los que no se les actualiza nada, hay otros a los que se les actualiza mucho menos que la inflación, otros a los que se les actualiza un poco menos que la inflación, y otros a los que, por estar en mejor situación, se les pide el esfuerzo de que acepten un porcentaje mayor al de la inflación. Pero con esta salvedad: si estos últimos quieren pagar en una sola cuota, el porcentaje de actualización es el de la inflación, el 55%.
En otras palabras, el estado actualiza “en promedio”, conforme al porcentaje de la inflación pasada. Pero como discrimina según la situación económica del contribuyente, para que el promedio de actualización dé 55%, hay un porcentaje al que el impuesto se les actualiza por encima de la inflación. Se les actualiza como si la inflación hubiera sido del 75%. Pero esto con la salvedad que dijimos: si pagan en una sola cuota se les actualizará conforme a la inflación real.
Ahora bien, los que son afectados por ese porcentaje serían una minoría. En el caso del inmobiliario rural, serían unos 200 contribuyentes, con más de 2000 has. Son un poco más en el caso del urbano, pero en este supuesto, el valor a pagar no es tan alto como el que se da a entender (por lo menos en función del valor del inmueble gravado).
En efecto, el 94 % del total de los contribuyentes, pagaría menos de 7500 pesos en el año. Pero además, dentro de ese 94% que pagaría menos de 7500 pesos, hay mucha gente que pagaría incluso menos que eso. Concretamente, el 90 % del total de los contribuyentes, pagaría menos de 5000 pesos en el año. Más datos: el 73% del total de los contribuyentes, pagaría menos de 2000 pesos en todo el año. Podríamos seguir, pero se extendería mucho. Hay también un porcentaje significativo que no paga nada.
Si, ya sabemos, dirán que las cifras anteriores surgen de la información brindada por el gobernador en la conferencia de prensa. Y es cierto; pero hicimos también consultas que corroboraban lo que en esa conferencia se dijo. Sin perjuicio de ello seguiremos estudiando el tema. Pero desde ya, adelantamos una duda. Tiene que ver con el riesgo de que se aumenten las valuaciones fiscales de los inmuebles.
Lamentablemente, no pudimos contar con una información seria y documentada, que justifique las afirmaciones hechas por nuestro partido. Eso no existió. (No es ninguna novedad. Hace rato que se olvidaron de que no son representantes de sí mismos).
Por otra parte, las diferencias entre Cambiemos y el oficialismo, remiten a hechos. Y los hechos no son opinables, son, o no son. Y si los hechos a los que alude el oficialismo son falsos, es fácil demostrarlo, como para andar creyendo que nos vamos a conformar con que nos digan “eso no es cierto”. ¿Por qué no hicieron (o hacen) una conferencia de prensa igual de detallada y circunstanciada que la del oficialismo? La gente y la militancia estarían agradecidos. Además hemos escuchado decir a Cambiemos tantas cosas alejadas de la realidad estos días…
En fin, debido a la trascendencia del tema, hemos tenido que hacer esta nota con premura. Si hubiera algún error lo corregiremos. De todos modos, si en algo nos equivocamos, nuestro daño, si es que hacemos alguno, será muy limitado. Y fácil de reparar. En todo caso, sí sería preocupante lo que dicen los legisladores de Cambiemos (radicales y del PRO), si fuera equivocado.
Terminamos: estamos seguros de que incluso aquellos a los que se les pide un mayor esfuerzo, estarían dispuestos a hacerlo. En todo caso, la resistencia que puede advertirse, en la mayoría de los casos, no tiene que ver con falta de solidaridad, sino con la desconfianza que genera la falta de ejemplaridad en el uso de los recursos públicos. Y por supuesto, no solo estamos hablando de transparencia en el uso de esos recursos, sino también de ineficiencia y de falta de criterios correctos en la asignación de los mismos. Pero este ya es otro tema.
La Causa, diciembre 28 de 2019.