Como en otras ocasiones, durante el debate sobre el proyecto de ley que crea el aporte solidario, nos llamó la atención el esfuerzo que hacían quienes se oponían a él, por disimular el hecho de que sus posiciones coincidían con las de los afectados por dicho aporte. Es decir, con la de los titulares de las más grandes fortunas personales.
Pero no creemos que este disimulo tenga que ver con sentimientos de culpa. Y por la sencilla razón de que muchos de la oposición creen que lo mejor para las mayorías (para los que no son ricos), es hacer lo que quieren las minorías (los que sí lo son). De modo que no tiene por qué haber sentimientos de culpa.
¿Por qué razón entonces, se preguntarán ustedes, no dicen directamente “que no apoyan el aporte porque es malo para los más ricos, y porque lo que es malo para los ricos, es malo también para los que no lo son”? Por la sencilla razón de que es obvio que no serían muchos los que aceptarían tan falsa simplificación. Si ustedes quieren, es más intuitiva la simplificación inversa. Lo que es bueno para los pobres, es bueno para los ricos. Pero lo cierto es que las cosas son bastante más complejas.
Aclaramos que no nos parece mal que se defienda una idea como la que está detrás de los argumentos usados para oponerse a la aprobación de este proyecto. La democracia no sería tal, sino se pudiera defender y representar todas las ideas (e intereses). Sin embargo, sí nos parece mal que lo haga el partido. Porque esa idea nada tiene que ver con la identidad de la UCR. Y no tienen derecho a adulterarla. Si han dejado de creer en ella, que cambien de partido. Es lo que corresponde. Deberían recalar en uno de esos partidos que a pesar de las pruebas en contrario, adhieren a la idea de que lo mejor para el interés general, es perseguir el interés particular. Es lo que suelen llamar “el egoísmo virtuoso”. Es la vieja “mano invisible” de Adam Smith.
Dicho sea de paso y para terminar, estos neoliberales que se dicen modernos, no hacen más que invocar a quien vivió, pensó y escribió para un mundo que existía hace trescientos años. Aunque algunos que lo han leído bien, sostienen que los que tanto lo citan nunca lo han hecho. Que si los oyera el pobre Adam, se pondría furioso con ellos. Y que si ellos, en lugar de hacer como que lo leyeron, efectivamente lo hicieran, se pondrían furiosos con él. Lean este párrafo de Adam Smith:
“El individuo sabio y virtuoso está siempre dispuesto a que su propio interés particular sea sacrificado al interés general de su estamento o grupo. También está dispuesto en todo momento a que el interés de ese estamento o grupo sea sacrificado al interés mayor del Estado, del que es una parte subordinada”
La Causa, noviembre 21, 2020