Compartimos la nota editorial del portal de noticias PARALELO 37:
La muerte de Mauro Viale parece haber shockeado a todos los que están en el mundo de la comunicación. No sólo por lo que significaba “Mauro” (a secas como todos los llamaban), para varias generaciones de periodistas, sino por la sorpresiva velocidad con la que se lo llevó el COVID 19.
Mauro Viale le puso una cara conocida y cercana a los más de 20 mil casos diarios, a las 300 muertes diarias, al colapso del sistema de salud.
También le puso la cara a la miseria de quienes hacen campaña política con la pandemia. Le puso cara a la ineptitud del manejo nacional de la crisis. Le puso cara a los médicos que no dan más frente a un sistema de salud que fue y es olvidado.
La muerte de un famoso puso otra vez en el tapete el retraso salarial de los médicos que vienen reclamando, por ejemplo en la Ciudad de Buenos Aires, un aumento justo y más que necesario en este contexto. Le puso cara al 100 por ciento de camas de terapia ocupada en la mayoría de los centros de salud públicos y privados en ese distrito.
La muerte de una persona que se metía en nuestras casas haciendo un periodismo muy particular y criticable pero atractivo, nos acercó a los centenares de muertes diarias que, por breve tiempo y cada vez para menos gente, son ajenas a la cotidianeidad.
Pedir empatía a una sociedad cada vez más individualista parece pedir peras al olmo. Hasta que nos toca. Y, de alguna manera, lo de Mauro parece haber dado en la tecla.
Con la solidaridad y el cuidado personal no alcanza. Queda claro que las medidas de restricción en muchos distritos, son light y responden más a necesidades miserables para no enojar a un electorado que a una política pública seria y acorde a los tiempos que corren.
El gobierno nacional puso en marcha una solución que consiste en el plan de vacunación por el cual los trabajadores de la salud están vacunados y eso constituye un avance muy importante con respecto a la situación del año pasado. Pero ello no debería relajar a las conducciones distritales que parecen subestimar la cuestión.
No se le puede pedir a la gente que se quede en sus casas para evitar los contagios y a la vez dejar abierto los shoppings, los gimnasios, obligar a todos los trabajadores de la Ciudad de Buenos Aires a seguir asistiendo a sus lugares de trabajo cuando bien podrían hacerlo de manera virtual, mantener las escuelas abiertas y someter a los más chicos y a los docentes a la posibilidad de contagio. Los chicos también mueren.
Si la dirigencia no toma medidas drásticas, si no cambia sus prioridades, se les van a morir los votantes y todo el presupuesto que están invirtiendo en solapadas campañas políticas, habrá sido en vano. Aunque sea por estas cuestiones miserables, deberían gestionar mejor. Cuestiones miserables que poco tienen que ver con la sana y olvidada vocación de la política de mejorar la calidad de vida de la sociedad.
EDITORIAL
Link a la nota original: https://paralelo37.com.ar/el-shock-mauro/